"Lo que me queda por vivir", de Elvira Lindo, narra la vida de una madre jóven, a la que un cambio repentino en su vida, obliga a enfrentarse con el mundo junto con su hijo de cuatro años. En ese camino, irá rememorando muchos de los acontecimientos vividos en su pasado, que irán forjando una personalidad peculiar, y un modo especial de enfrentarse a la vida.
En cierto modo se trata de un retrato de un tipo de mujer, que viéndose madre y sola en los años 80, se enfrenta a una realidad que la supera y que tendrá que ir sobreviviendo tirando de sus recuerdos y sueños. Sólo que las madres de los 80 nacieron en los 50, y España era muy diferente, por lo que en muchos casos se ven desprovistas de referentes a los que agarrarse en las situaciones límite en las que nos pone la vida.
Lo curioso de la novela es que la editorial (Seix Barral) la cataloga como Novela Breve, y de hecho tiene poco más de 250 páginas, pero cuando la terminas no tienes la sensación de haber leído algo breve. Y no porque se haga pesada, sino porque Elvira Lindo consigue, con un modo magistral de describir situaciones y sensaciones, que entres en ese Madrid de los 80, en la vida de esta mujer, desorientada ante lo que le ha tocado vivir, y que en sus recuerdos de la niñez, allá por los 60, no encuentra el consuelo esperado.
En cierto modo es un canto a la individualidad de las personas, de las vidas. Al modo en que cada uno nos enfrentamos a nuestros problemas, a nuestras alegrías. Es un retrato de una generación, que pasa de la nada, al todo y que no siempre sabe que hacer con ello.
No estoy seguro de ser capaz de describir la sensación que me ha dejado. Podría decirse que es como una película española, de tema social, que no cuenta grandes historias, pero te hace salir del cine con la sensación de haber vivido una temporada junto con los personajes, te imaginas perfectamente en la escena, porque de puro cotidiano es especial, y porque refleja que cada vida, por "normal" que parezca, es "única".
Recomiendo que os acerquéis a esta novela con la mente abierta y ganas de sentir (si preferís lecturas más activas y menos reflexivas no os la recomiendo), pero si os gusta experimentar en vuestras carnes las vicisitudes de los protagonistas, y sentiros como ellos, os la recomiendo encarecidamente.
Eso sí, con este tipo de novelas pasa como con casi todas las películas, que no es lo mismo verlas en la tele un domingo después de comer, que en el cine un lunes por la noche. Veo continuamente gente leyendo en el autobus, en las salas de espera, en el parque, en la piscina,... y me parece genial. Pero hay lecturas (y me pongo un poco cursi) que necesitan una tarde de lluvia, un sofa y una manta. Necesitan que el resto del mundo se apague y que nos centremos únicamente en la novela. Ésta es una de ellas.
Finalizo diciendo que pasa a englosar la lista de mis libros favoritos, y espero que también a de los vuestros.
P. D. La comparación con el cine viene porque no me sorprendería que acabara en la gran pantalla dentro de unos años. Prometo ir a verla.
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