A finales de diciembre 2011, en el suplemento de El País, Babelia, se publicó la lista de los mejores libros del año. No es que sea yo muy partidario de este tipo de listas, pero en ciertos momentos sirven como fuente de inspiración para elegir lecturas. He de confesar que de los 25 libros que aparecían en la lista, sólo había leído 2; así que me propuse leer alguno de los otros 23.
Y es por ese motivo, por el que caí con esta pequeña joya. En primer lugar aclarar que no es un libro de 2011, sino de 1905. Eso sí, publicado por una pequeña editorial el año pasado en España. La publicación incluye además, a modo de prólogo, el informe que un asesor hizo a la editorial sobre la conveniencia de publicar la novela. Este asesor acabó siendo el traductor de la misma: Gabriel Ferrater.
Y digo que es una joya porque resulta una de las lecturas más actuales, más intensas y más críticas con la sociedad que he leído, pese a tener más de 100 años.
En realidad es un diario que un médico, el Doctor Glas, escribe en Estocolmo a lo largo de un verano. Este Doctor recibe la visita de una mujer que le pide ayuda para tratar de apaciguar los deseos sexuales de su marido, el pastor luterano de la localidad. La mujer le reconoce que siente asco al mantener relaciones con su esposo, mucho mayor que ella, y por el que no siente ningún tipo de afecto.
El argumento aborda las distintas soluciones que buscará el médico para complacer a su paciente, algunas más livianas, otras más definitivas.
Pero lo que sobre todo llama la atención son las reflexiones sobre distintos aspectos que va intercalando en su diario. Nos hablará sobre las relaciones sociales, matrimoniales, sobre la salud, llegando a tocar el tema de la eutanasia,... y resulta sorprendente la sensatez que tiene el autor, en 1905. (Por lo que he podido averiguar se buscó un montón de críticas del lado conservador a raíz de la novela).
El modo de narrar es muy directo, no se anda por las ramas. Esto hace que, aunque se trate de una novela breve, contiene un montón de información, por lo que hay que leerla con calma para no saturarse.
Muy recomendable para los aficionados a la literatura de principios del siglo XX, se sorprenderán de la diferencia entre España y Suecia. También la recomiendo para los que les gusta que una novela les ponga contra las cuerdas en sus planteamientos éticos y morales.
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