Revisando mis últimas entradas me he dado cuenta de que me ha dado por leer novela negra. Si hace un mes acababa la saga de Gellida y después leía la última de Benjamín Black, esta vez he hecho las cosas de un modo más ortodoxo y me he leído la primera parte de otra saga de novela policiaca con autor español: El lejano país de los estanques. Donde comienzan a trabajar juntos Bevilacqua y Chamorro, protagonistas de varias novelas del mismo género.
Se trata de una historia típica de "encontrar al asesino" y tiene dos líneas narrativas. Por un lado la relación entre los investigadores (que se conocerán profesionalmente en esta novela) y por otro lado el caso que les ocupa.
Me ha gustado más la primera parte que la segunda. Los protagonistas están muy bien conseguidos y comprendo perfectamente el éxito de los mismos a la hora de continuar narrando sus andanzas. Tienen un recorrido muy largo que en esta primera entrega no se ha hecho más que insinuar.
Con respecto al caso que les ocupa, reconozco que no me gusta las novelas policiacas en las que el lector no puede ni siquiera acercarse al malo porque al final aparecen datos de los que no se ha tenido noticias antes. Silva te permite sospechar, pero nunca adivinar y eso me desanima. Aunque resulte a veces más simples, prefiero las novelas en las que las pistas te permiten saber quién es el asesino antes de que acabe la novela.
De todos modos el sabor de boca es bueno y comenzaré a leer la segunda entrega inmediatamente (con eso lo digo todo).